El clásico aburre a las ovejas...

Triste espectáculo ofrecieron ayer el Barcelona, el Real Madrid y el árbitro en el clásico del fútbol español más descafeinado de los últimos años, con resultado final de 1-1. En primer lugar el árbitro, que se inventó literalmente un penalti de Roberto Carlos inexistente que permitió adelantarse al Barça (marcó Ronaldinho). Un par de minutos después el señor de negro expulsó al propio Roberto Carlos porque le dijo "algo". Mal por el árbitro, que se carga a la media hora un partido expulsando a un jugador por esto, y muy mal por el niñato de Roberto Carlos que parece mentira que se busque auto-expulsiones así, por protestar. En el penalti ya se había buscado la primera amarilla por no dejar tirarlo. Es incomprensible... por favor, Roberto, váyase ya...

A partir de ahí el partido fue un aburrimiento. El Madrid se encerró atrás buscando el contraataque, y en uno de estas le salió bien, un balón largo para la carrera de Ronaldo, que llegó al área solo y batió a Victor Valdés con una vaselina.

La segunda parte para olvidar. El Madrid encerrado atrás, aguantando el tipo, con Ronaldo más solo que la una arriba peleándose con todos. Los medios de comunicación destacan la entrega del equipo y su defensa numantina con 10 frente al Barça, pero yo sólo ví un equipo temeroso y apático, con la mayoría de jugadores desaparecidos en combate (Zidane, Guti, Beckham...) y encomendado a las paradas de un magistral Casillas y a las carreras improductivas de Ronaldo. Enfrente un Barcelona que manejó la pelota pero totalmente inoperante y negado en ataque. Y mientras tanto el árbitro a los suyo, tarjetenado a medio equipo del Madrid.

En definitiva un partido para olvidar, que deja al Barça a las puertas del título de Liga (mantiene la ventaja de 11 puntos) y al Madrid a expensas de lo que hagan Valencia y Osasuna para seguir peleando por la segunda plaza, premio de consolación y triste objetivo de una nueva temporada desastrosa.