ComicLand: Superman, Identidad Secreta.

Para muchos la historia de Superman definitiva, para otros tantos el mejor cómic del personaje publicado en muchos años, en todo caso Superman: Identidad Secreta es uno de esos pocos cómics de los que todo el mundo habla bien y recomienda como lectura obligada dentro del género de los superhéroes.

Busiek se aleja en este caso (como ya hizo en otras de sus obras más famosas, Marvels) de los artificios y tópicos habituales del género para introducirnos en una visión realista y personal del fenómeno de los superpoderes y los superhombres. Todo empieza cuando un joven normal, con clarísimas reminiscencias del Peter Parker adolescente, llamado Clark Kent (nombre que le pusieron sus padres casi como broma) descubre en su adolescencia que realmente tiene los poderes del famoso héroe del cómic. A partir de ese momento somos testigos del viaje vital del protagonista, desde sus inicios como adolescente y sus dudas sobre quién es y qué debe hacer con sus poderes hasta su madurez de héroe anciano y en declive. Durante este viaje, somos testigos de los mayores hitos de su vida, no como Superman, sino como persona normal: el desarrollo de su carrera de escritor, el inicio de la relación con la mujer de su vida, el nacimiento de sus hijos… sin perder de vista las implicaciones que tener superpoderes tiene para el desarrollo de estos acontecimientos, manifestados a través de las dudas que le asaltan en cada etapa vital: ¿debo contárselo a la mujer que amo?, ¿serán normales mis hijos?, etc.

Siguiendo el tono realista de la obra, Busiek huye de la aparición de villanos que sirvan de némesis al protagonista, concediéndole de alguna manera este papel al propio gobierno del país, que le persigue ya que le ve como una amenaza potencial (el miedo a lo desconocido). Tampoco se complica en dar explicaciones del por qué de los poderes, que quedan apenas apuntadas y esbozadas. Las escenas de acción son pocas, contenidas y siempre tamizadas por la propia experiencia personal del protagonista. En este sentido, la narración se mantiene siempre en el mismo tono intimista e introspectivo, ya que es el propio Clark Kent el que cuenta sus experiencias privadas en forma de monólogo en primera persona que sirve de base a la narración. Este es quizá el principal inconveniente de la obra, un desarrollo lineal, sin sobresaltos, que se centra más que en ninguna otra cosa en las experiencias personales y que en algunos momentos puede hacerse un poco lento. Esta linealidad de la historia es, a la vez, su originalidad y su punto débil. Un final sin sobresaltos, sin sorprendentes revelaciones finales, todo al servicio de ese realismo en el que está inmersa la obra.

Sin duda, otro de los principales puntos fuertes del cómic es el majestuoso dibujo de Stuart Immonen, que firma aquí su mejor trabajo, muy alejado de lo que podemos ver actualmente en sus Ultimate X-Men. Immonen se sale en cada página con un dibujo poderoso, grandes páginas dobles con paisajes perfectos, rostros y expresiones llenas de realismo y detalle, configurando un espectacular despliegue visual que justificaría por sí solo la compra de esta obra.

En definitiva, una historia muy bien escrita aunque en ciertos momentos carente de ritmo, que unida a un dibujo perfecto conforman un cómic, en efecto, muy recomendable y agradable de leer.