Larga vida a George Michael.
Así comienza el concierto de George Michael, el cantante al que sigo desde hace unos diez años y cuya música ha formado parte de la banda sonora de mi vida, acompañándome en tantos momentos buenos y malos. George demuestra estar en plena forma, cantando, bailando y animando al público en todo momento. Lo que siempre me ha llamado la atención de este cantante, además de su portentosa y privilegiada voz, es la inmensa diversidad en cuanto a su producción musical, capaz de ofrecer tanto intensas baladas como canciones bailables y marchosas tocando una gran variedad de géneros (pop, funky, dance, electrónico), huyendo siempre del estancamiento y la repetición y construyendo un estilo propio único y a la vez diverso y variado, con el hilo conductor de su voz y el sello personal de su elegancia a la hora de componer cualquier canción sea del género que sea. Todas estas virtudes, cómo no, quedan reflejadas en su directo.
El concierto se convierte así en una montaña rusa de emociones, ya que el cantante va intercalando los temas “lentos” y “movidos” (por llamarlos de alguna manera) entre sí. Empieza con “Flawless” y luego sigue con “Fastlove”, después baja el ritmo con “Father Figure”, después lo sube de nuevo con “Star People” y así sucesivamente, desgranando uno a uno todos los éxitos de una larga carrera musical durante unas dos horas y media. En las canciones “lentas” creando un ambiente íntimo, con lo imprescindible, muy contenido en las luces y en su propio comportamiento, de pie parado o sentado en un taburete, seduciendo con su voz. Y en las “rápidas” desplegando y aprovechando en su totalidad la enorme pantalla gigante situada detrás suyo, con todos los focos en movimiento y montando una fiesta colectiva en la que se implican con sus bailes y sus cantos las miles de personas presentes.
El repertorio el esperado, tocando todos sus grandes éxitos, aunque como es natural alguno tuvo que quedarse fuera. Varias cosas a destacar. En “Shoot the dog”, la canción en la que pone a caer de un burro a George Bush y la relación de tony Blair con él, desplegó en el escenario un muñeco gigante del presidente de los EEUU, de tamaño casi igual al de la pantalla, al que le salía poco después otro muñeco de perro con la bandera inglesa que mordía la entrepierna de Bush, al tiempo que el cantante manejaba la correa del perro, todo un cachondeo generalizado y un espectáculo digno de verse. Si tuviéramos que medir la popularidad de las canciones por la reacción del público, el premio se lo llevarían “Fastlove” y “Outside”. La segunda, que servía de cierre del concierto antes del bis, llevó al público a la locura en un festival de cantos y bailes, se nota que es una de sus canciones más conocidas y que probablemente más signifique también para el propio cantante por su temática sobre la hipocresía sobre la homosexualidad y su chulería e ironía a la hora de tratar el tema. Después del bis cerró el concierto con dos imprescindibles, “Careless whispers” y “Freedom 90”. Por el camino tocó también un par de canciones de Wham, “Everything she Wants” (en su versión más moderna) y “I´m your man”.
Ya he señalado en diversas ocasiones que el público se lo pasó muy bien, abarrotando hasta la bandera el Palacio de Deportes. Media de edad superior a 30 años, con mucho niño y niña “guapo”, muchas parejas, mucha gente inglesa. Habría que decir que aquellos que vaticinaron que el concierto iba a ser una sucursal o derivado del Día del Orgullo Gay se equivocaron, aunque aquí y allá se veían parejas gays. Pero lo importante es que todo el mundo disfrutó, y es agradable aunque sea por un día salir del ostracismo y comprobar que hay más gente en este país que disfruta con la música de este genio inglés, que se sabe sus canciones aunque sean en otro idioma, que no tiene reparos en cantarlas y bailarlas y que está dispuesto a pagar entre 40 y 70 euros (dependiendo del sitio, a mi me costó 44 y lo vi en la pista, cerca del escenario) para pasar unas horas a pocos metros de la estrella.
En definitiva un espectáculo redondo, emocionante y espectacular, que reafirma lo que ya pensaba antes de verlo, que George Michael es el puto amo.
Etiquetas: Música
2 comentarios:
A las 5:04 p. m. , Anónimo ha dicho...
La cara del muñeco de Bush es genial. Nada, me alegro que te lo pasaras bien, ahora a esperar otros 15 años (jeje, espero por ti, que no).
A las 6:44 p. m. , Unknown ha dicho...
Hola,
Estoy contigo en todo, yo le ví en Barcelona y en Londres y todavía alucino. Es impresionante.
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio