Extendiendo la palabra (o no).

Hace unos días hice pública mi horripilante afición a los comics, como método de expiar mis pecados. Llevo un tiempo queriendo postear reseñas y comentarios sobre comics, pero no sé por cuál empezar y además últimamente no tengo mucho tiempo para postear. Sobre los comics tengo dos ideas o premisas, en verdad contradictorias y que hacen inexcrutables los caminos del friki. A saber:

Premisa 1. Hay un comic para cada persona.

Realmente pienso que todo el mundo, aunque no sea un friki, puede encontrar un comic que le guste. Esto es debido a la gran cantidad de géneros, autores y tendencias en el mundo del comic: superhéroes, ciencia-ficción, terror, humor, europeo, manga... se tocan todas las temáticas. Sólo es cuestión de saber buscar.

Premisa 2. El que no es friki en su adolescencia, ya nunca lo será.

Por otro lado, también es cierto que si alguien llega a... digamos... ¿los 15, 16 años? y pasa olímpicamente, es muy difícil que le encuentre el gustillo a esto de leer comics. En este caso juegan un gran papel, yo creo, los prejuicios, sobre que esto es algo "para críos" e "infantil". Cómo decía arriba, hay comics para todo, y hay muchos que no tiene nada de infantil. Quien dice eso no ha leído Whatchmen, con sus profundas reflexiones sobre el bien o el mal, o Akira, con la gente reventando en amasijos de sangre debido a los poderes mentales de los malos, por poner dos ejemplos. Y como estos hay muchos más. Pero un no-friki creo que no podrá dejarse llevar y disfrutar con estas historias, porque continuamente tendrá en su cabeza que está haciendo algo impropio de su edad. Y contra esto es muy complicado luchar.

La conjunción de ambas premisas sería algo tal que así: si alguien se permite disfrutarlos, seguro que termina encontrando un comic que le gusta.