Listen Without Prejudice Vol. II

Un universo personal e instranferible de intereses, aficiones y desvaríos capturado en este espacio. Cómics, cine, televisión, literatura, deportes, música... entra y escucha sin prejuicios.

lunes, 21 de noviembre de 2005

Tiburón.

Ayer encontré por casualidad que estaban poniendo en la televisión (en el canal Hollywood) la película Tiburón, uno de los primeros éxitos de Spielberg. Esa es otra de esas películas que por más veces que haya visto me gusta volver a hacerlo de vez en cuando. Es increíble lo bien hecha que está. Sin ser un alarde de efectos especiales (pero sin llegar a serie b) transmite una emoción y una angustia importantes, sobre todo basadas en el inteligentísino uso del tiburón, que solo aparece en todo su esplendor hasta bien entrada la película. Hasta ese momento, sólo se dan fogonazos asociados con la inmortal música que acompaña a los ataques del tiburón.

Tiburón es la historia de la lucha del hombre contra la naturaleza, representada esta vez en forma de un enorme tiburón blanco que comienza a acechar las aguas de un tranquilo pueblo costero en plena temporada de verano y por tanto de turistas. El agente Brody, alarmado por los repetidos ataques y muertes, tiene que enfrentarse además a las autoridades políticas locales que tratan de restar importancia al asunto para no arruinar toda la actividad turística. En sus esfuerzos contará con la ayuda de Hooper, un científico del Instituto Oceanográfico, y finalmente con la de Quint, un rudo marinero cazador de tiburones al que se ven obligados a contratar para que mate a la bestia. Los tres emprenden al final de la película un viaje que les obligará a dejar de lado sus diferencias si quieren sobrevivir a la furia del tiburón, un cazador despiadado como nunca ha visto el hombre.

La película atrapa desde el primer momento, sobre todo por lo que no se ve, ese inmenso tiburón que planea como una amenaza sin forma. Está basada en un libro del mismo nombre del para mi desconocido Peter Benchley. Eso si, la adaptación cinematográfica suaviza en mucho los aspectos más "incómodos" de la novela de Benchley. En la película no se trata la relación que mantiene Hooper con Elllen, la esposa de Brody (unos buenos cuernos, si señor), al igual que se reconvierte el final para ofrecer una conclusión más "feliz" de lo que aparece en el libro, más fácil de digerir para el público y con un final totalmente de película ("sonrie, hijo de pu..."). En la novela, además de Quint, Hooper también muere presa de las fauces del tiburón, y finalmente no consiguen matar al tiburón, que desaparece después de perdonarle literalmente la vida a Brody cuando lo tiene a su merced. Un final anticlimático y un poco flojo que Spielberg y su equipo cambiaron con buen criterio para poder ofrecer un producto cerrado y atractivo.


En definitiva, un clásico inmortal y una película que nadie debería dejar de ver.

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