Hijos de los hombres.
Este es el brillante argumento de esta película, basado en una novela de P. D. James. Lo primero a destacar de ella es su realización técnica. Cada plano, cada movimiento de cámara parece cuidadosamente planeado y nos habla de una gran labor de su director y su equipo técnico. Otro punto a su favor es la ambientación de la historia, en apenas unos minutos queda reflejada esta sociedad oprimida, desesperada y al borde del colapso, mediante decorados y escenarios grises, con pocos colores, sucios… una sociedad apenas a 20 años vista, en la que los únicos desarrollos tecnológicos visibles son modestos y alejados de la ciencia-ficción.
La historia perfectamente enlazada, en algunos momentos reposada, en otros más acelerada, con un ritmo seguro y siempre hacia delante, con alguna sorpresa y giro de guión, hasta llegar a su parte final, realmente memorable y dónde es necesario destacar de nuevo la gran labor técnica en cuanto al uso de la cámara, que recuerda por momentos a otras películas como Salvar al soldado Ryan (ahí es nada). Un final que te atrapa y permite salir del cine con gran sabor de boca.
Los personajes cumplen su función a la perfección. Destacar el protagonista, Teo, un tipo normal que le hecha muchas narices pero en ningún momento cae en el arquetipo de héroe machote y poderoso que se enfrenta al peligro sin pestañear, tipo John McClane (aunque estos personajes tienen su gracia, claro, pero en otro tipo de película). Junto a él un plantel de secundarios muy correcto y, sobre todo, con su papel en la historia. Ninguno sobra y todos cumplen su función para que la trama llegue a su final.
En definitiva un película muy recomendable, de lo mejorcito que he visto este año.
Lo mejor: el tono general de la película, sus últimos 15 minutos.
Lo peor: quizá le falte un poco sentido de la espectacularidad en algunos momentos, por ejemplo en cuanto a la banda sonora.
Etiquetas: Cine
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