Listen Without Prejudice Vol. II

Un universo personal e instranferible de intereses, aficiones y desvaríos capturado en este espacio. Cómics, cine, televisión, literatura, deportes, música... entra y escucha sin prejuicios.

lunes, 30 de octubre de 2006

Hijos de los hombres.

En el año 2027, una extraña pandemia azota la humanidad: la infertilidad de las mujeres. Ante la imposibilidad de tener nuevos niños, el planeta se prepara para la extinción de la raza humana. La civilización se derrumba presa de los atentados terroristas, el caos y la desesperación. En Inglaterra, un gobierno fascista y totalitario mantiene una frágil sensación de control, mediante leyes que convierten a todos los inmigrantes en ilegales (supongo que para poder gestionar mejor los recursos del país, esto no me quedó muy claro). En medio de toda esta situación Teo, un hombre anodino, desencantado de todo y resignado a su suerte es contactado por una antigua novia, líder un grupo terrorista que lucha por la igualdad de los extranjeros. Esta le pide ayuda para conseguir algunos papeles que les permitan llevar a una inmigrante fuera del país. Quizá por poner algo de emoción a su vida o por los antiguos sentimientos a su novia, Teo decide ayudarles. Pronto descubre que la mujer a la que deben sacar del país es, probablemente, la única mujer embarazada del planeta y la única esperanza de la humanidad. La intención es sacarla del país para ponerla en contacto con el Proyecto Humano, una misteriosa organización de científicos que tratan de encontrar una cura para la infertilidad.

Este es el brillante argumento de esta película, basado en una novela de P. D. James. Lo primero a destacar de ella es su realización técnica. Cada plano, cada movimiento de cámara parece cuidadosamente planeado y nos habla de una gran labor de su director y su equipo técnico. Otro punto a su favor es la ambientación de la historia, en apenas unos minutos queda reflejada esta sociedad oprimida, desesperada y al borde del colapso, mediante decorados y escenarios grises, con pocos colores, sucios… una sociedad apenas a 20 años vista, en la que los únicos desarrollos tecnológicos visibles son modestos y alejados de la ciencia-ficción.

La historia perfectamente enlazada, en algunos momentos reposada, en otros más acelerada, con un ritmo seguro y siempre hacia delante, con alguna sorpresa y giro de guión, hasta llegar a su parte final, realmente memorable y dónde es necesario destacar de nuevo la gran labor técnica en cuanto al uso de la cámara, que recuerda por momentos a otras películas como Salvar al soldado Ryan (ahí es nada). Un final que te atrapa y permite salir del cine con gran sabor de boca.

Los personajes cumplen su función a la perfección. Destacar el protagonista, Teo, un tipo normal que le hecha muchas narices pero en ningún momento cae en el arquetipo de héroe machote y poderoso que se enfrenta al peligro sin pestañear, tipo John McClane (aunque estos personajes tienen su gracia, claro, pero en otro tipo de película). Junto a él un plantel de secundarios muy correcto y, sobre todo, con su papel en la historia. Ninguno sobra y todos cumplen su función para que la trama llegue a su final.

En definitiva un película muy recomendable, de lo mejorcito que he visto este año.

Lo mejor: el tono general de la película, sus últimos 15 minutos.

Lo peor: quizá le falte un poco sentido de la espectacularidad en algunos momentos, por ejemplo en cuanto a la banda sonora.

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lunes, 23 de octubre de 2006

Este es el camino (Real Madrid 2 - Barça 0)

Cuánta falta le hacía al madridismo un triunfo así. Después de la humillación sufrida el año pasado y la trayectoria del equipo en estos últimos años, una nueva derrota en casa frente al aterno rival hubiera escocido mucho y además la distancia hubiera empezado a ser incómoda.

Por fortuna, nada de esto pasó. La semana europea había cambiado los estados anímicos de ambos equipos respecto a la jornada pasada, y esto se notó al inico del partido. El Madrid, igual que en Champions frente al Steaua (por cierto, con el mismo once inicial, con Helguera y Robinho de titulares) salió muy motivado y el primer gol no tardó en llegar. A los dos minutos, espectacular centro de Sergio Ramos desde la derecha que remata de cabeza magistralmente El Que Nunca Hace Nada. No podía empezar mejor la cosa, y el Madrid en los primeros quince minutos fue muy superior a un Barça desbordado. Sin embargo este dominio se fue diluyendo y los de Rijkaard fueron poco a poco controlando más, sobre todo gracias a la labor de un inspirado Messi, que hizo diabluras. Sin embargo este Barça sin Etoo pierde mucho, y la poca capacidad goleadora, representada en su máxima expresión por un lamentable Gudjohnsen, impidió al Barcelona conseguir el empate en los minutos de la primera parte que dominó.

En la segunda, de nuevo el Madrid salió más centrado, y al poco un contrataque muy bien llevado por Guti y Robinho terminó con el gol de Van Nistelrroy, previa cantada de Valdés que salió a por uvas y se tragó el balón. Con el 2-0, el Barça se hundió y desapareció. Dominó entonces el Madrid sin muchos apuros ya hasta el final, frente a un Barça rendido, inoperante en ataque y con un Ronaldinho pésimo e inexistente (desde antes del Mundial no se le ve... sólo corretea por el campo). Pudo el Madrid aumentar la cuenta con alguna ocasión más, incluso un palo de Van Nistelrroy, pero el marcador no se movió.

Victoria merecida, en resumen, de un Madrid superior. De todas maneras, lo que más me gustó fue la imagen de los jugadores al terminar el partido, haciendo un corro en el centro del campo abrazados y felicitándose por la victoria. Algo que no se veía desde hacía mucho. Como dice Capello, por fin esto parece un equipo. Es cierto que sólo son tres puntos más (el Barça sigue líder a 2), que no se ha ganado nada y que los títulos aún quedan lejos, pero está claro que este es el camino.

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sábado, 21 de octubre de 2006

Una de películas: Especial 11-S.

Cinco años después de la tragedia del 11 de septiembre en Nueva York, la catástrofe de aquél día ha dejado de ser un tema prohibido para el cine americano, y buen ejemplo de ello son estas dos películas de aparición casi seguida en la carteleras españolas, que comentamos en este post.

United 93.

Aparte de los dos aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas y el que impactó contra el Pentágono, un cuarto avión fue secuestrado pero este no llegó a su destino, sino que se estrelló en medio del campo. Esta desgarradora y realista película cuenta la historia de este cuarto avión. Como digo, lo primero a destacar es su realismo y su vocación casi de documental. No sólo se cuenta la historia de los desdichados pasajeros del avión, sino también el caos que se vivió por parte de los controladores aéreos, y esta es quizá la parte más floja, por cuanto salen muchos personajes poco definidos con un vocabulario muy técnico que llega a cansar un poco. Esta parte sirve para rellenar un poco la película y para ofrecer un contexto. Lo verdaderamente importante es la historia de los pasajeros, gente normal que se ve envuelta en la peor de las pesadillas. No hay héroes en plan americano, solo gente anónima movidos por la más pura desesperación. El miedo, el pánico, cómo empiezan a saber que el avión va a estrellarse contra algún sitio, su desesperado plan para intentar hacerse con el control del avión, los agónicos momentos finales de lucha contra los terroristas sabiendo los espectadores cuál va a ser el fatal desenlace… todo ello pone los pelos de punta y despierta intensas emociones. La identificación con el sufrimiento de los personajes es tal que deseas que se salven cuando sabes seguro que no va a ser así. Alejada de todo patriotismo barato, ofrece un acercamiento realista e intenso al infierno que tuvieron que vivir aquellas personas durante los últimos minutos de su vida. Muy recomendable.

World Trade Center.

Con una vocación más comercial que la anterior, nos cuenta la historia de dos policías que quedan atrapados en los escombros tras derrumbarse las torres después de haber entrado en ellas para ayudar a la gente. La cinta empieza bastante bien, con una recreación lograda de los alrededores del World Trade Center después de la colisión de los aviones y del interior mismo de las Torres, así como de su derrumbe. La parte central de la película es la más floja, se centra en el calvario de los dos policías atrapados bajo los escombros y en la angustia de sus familias que no saben si están vivos o muertos, digo que es la más floja porque se hace un poco repetitivo y puede llegar a cansar un poquito. Hacia el final vuelve a subir el nivel con el rescate de los policías, bastante tenso y emocionante. Para ser una película mucho más redonda podrían haber acortado un poco la parte del centro, y ahorrarse también algunas escenas “onírico-religiosas” que quedan un poco ridículas, y el que haya visto la película sabrá a qué me refiero.

En resumen, hay que reconocer que en estos dos acercamientos a aquella tragedia los directores y productores no han caído en el patriotismo fácil, sino que han optado por un acercamiento más realista y ajustado a lo que tuvo que ser la realidad de aquél día, retratando una situación para la que nadie estaba preparado sin necesidad de exaltar los supuestos valores éticos y morales de una nación como EEUU. Películas entretenidas ambas, pero si tuviera que elegir, escogería la primera, porque su parte final es de una intensidad tan real y dramática que no deja indiferente.

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jueves, 19 de octubre de 2006

A ver si nos aclaramos.

Pues nada, el Madrid sigue metido en su duda existencial... ¿somos buenos?... ¿somos malos?... ¿hoy nos apetece jugar o no?.

El sábado pásado espectáculo bochornoso en Liga frente al Getafe (derrota por 1-0), en un partido tan espantoso que da vergüenza ajena, qué espanto y qué pérdida de tiempo para los que lo vimos. Después del partido una manta enorme de críticas hacia los jugadores, el técnico, el cuerpo directivo y hacia todo lo que se ponga por delante. No era para menos porque la imagen ofrecida fue penosa e indigna de un club como el Real Madrid.

Y el martes llegaba la Champions, un partido vital en casa del Steaua de Bucarest ya que el Madrid no puede permitirse más fallos en Europa por la derrota que ya sufrió ante el Lyon. Todos los aficionados temblando ante la perspectiva de una nueva derrota. Pero entonces resulta que los jugadores se acuerdan de que saben jugar, salen enchufadísimos al partido y hacen el mejor juego de la temporada para conseguir una abultada victoría (1-4) que despeja el camino de este grupo de clasificación.

Es cierto que el Steaua es un equipo muy limitadito que además tiene un portero de risa, pero también es cierto que el Madrid jugó muy bien. Robinho se salió y demostró porque DEBE ser titular, un renacido Helguera (y bien que me alegro por él, porque este jugador me gusta mucho) haciendo pareja de lujo con Cannavaro, Raúl haciendo otro golito de los suyos, de listo, golazo de Van Nistelrroy. Incluso Emerson hizo un partido apañado y alguna jugada de mérito. Una pequeña alegría, por lo menos.

Y el domingo el Barcelona (que por cierto ha perdido con el Chelsea). En apenas 4 días hemos visto dos versiones bien distintas de este Madrid imprevisible y caótico, y cabe preguntarse cuál de ellas se verá en el clásico. No me quiero ni imaginar como sea la del sábado.

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domingo, 15 de octubre de 2006

Una de películas (2).

Corrupción en Miami

Con esta peli me pasa algo curioso, cuando salí del cine de verla no tenía mala impresión del todo, pero cuanto más pienso en ella, menos me gusta. Historia de dos polis chulos y sobradillos que se infiltran en una organización criminal que trafica con droga para destaparla desde dentro. La película está estirada y hace que sea un poco aburridilla en algunos momentos, mucha droga, mucho tipo duro… le falta un poco de acción que la haga más animada. Mención especial merecen los dos protas (Jaimie Fox y Colin Farrell) bastante mal en su actuación, estereotipados en su papel de polis duros, aunque peor parado sale Farrell, que encima de todo lleva una imagen bastante ridícula con su media melena teñida y su perilla. Pasable pero sin alardes.

Separados.

Comedia romántica al uso sobre una pareja de novios que rompen por una tontería y a partir de ese momento se dedican a hacerse la puñeta mutuamente. No es el colmo de la originalidad pero es entretenida, con algunas escenas y diálogos graciosos, secundarios divertidos y un final inesperado y no el típico de estas películas, algo que sin duda es de agradecer. La pareja principal bien, Vince Vaughn correcto en todo momento y Jennifer Aniston haciendo lo que mejor sabe hacer, esto es, la enésima recreación de la Rachel de Friends.

Tú, yo y ahora… Dupree.

Otra comedia, esta vez sobre una pareja de recién casados que acoge en su casa a un amigo bastante peculiar que pasa por un mal momento económico. Lo primero que llama la atención de la película es el reparto, bastante resultón, con Matt Dillon y Kate Hudson como la joven pareja recién casada, Owen Wilson como el amigo infiltrado y (sorpresa) el veterano Michael Douglas como el padre de la novia que se dedica a hacer la vida imposible a su nuevo y poco valorado yerno. De todos ellos sin duda el peor Owen Wilson, que sobreactúa demasiado en muchos momentos. Los demás aportan buenas actuaciones y consiguen una cinta a buen nivel. La historia en si es entretenida, no demasiado empalagosa, con ratos y escenas divertidas y con un tono general desenfadado. Tiene buen ritmo y en ningún momento se hace pesada. Recomendable.

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viernes, 13 de octubre de 2006

El "patatal" de Nueva Condomina.

Al final se ha líado el taco con el partido de España-Argentina que se jugó el pasado miércoles en la inauguración del estadio Nueva Condomina de Murcia. Todo el mundo decía que el partido amistoso estaba mal puesto después de la que estaba cayendo tras las dos derrotas seguidas de España en la fase de clasificación para la Eurocopa y toda la polémica sobre si el Indómito e Intrépido Luís Aragonés debería seguir en el cargo. España finalmente ganó el partido (2-1), tapando las vergüenzas de un equipo en horas muy bajas, pero ahora el debate se ha trasladado a otro ámbito, el del estado del terreno de juego.

Al poco de empezar el partido, Maxi Rodríguez, jugador argentino del Atlético de Madrid, caía lesionado de gravedad y tuvo que retirarse del partido. Tiene una lesión en la rodilla y estará unos seis meses de baja. Su club ha puesto el grito en el cielo y exige que alguien, quién sea, corra con todos los gastos médicos y salariales que va a suponer la baja del jugador. El motivo de la lesión se ha atribuído al mal estado del terreno de juego. El césped no estaba bien asentado y se levantaba continuamente, poniendo en peligro el físico de los jugadores. Ahora todo el mundo (clubes, periodistas) dicen que el partido no se debería haber jugado en esas condiciones, con un campo en tan mal estado.

Vaya por delante que pienso que el Atlético de Madrid tiene razón, y es un tema que el fútbol profesional tendría que intentar solucionar. Pienso que si un jugador se lesiona compitiendo con su país, es la Federación de fútbol del país la que debería afrontar los gastos que supone la lesión, y en ningún caso el club del jugador, que ni pincha ni corta en este tema. Pero de ahí a suspender un partido va un trecho. La realidad es que los jugadores se lesionan, es un hecho del fútbol. Cierto que el campo estaba en mal estado, eso es evidente, pero yo he visto muchos partidos que se juegan en estados igualmente malos, incluso a veces en la propia Liga de Campeones cuando los equipos españoles van a jugar a césped congelados de equipos de Europa del este. No todos los campos cumplen ni están en perfectas condiciones, aunque esto no debería quitar responsabilidad a los dirigentes del Real murcia por no haber tenido el césped preparado y en buenas condiciones. Vale que el terreno no estaba bien, pero a todos aquellos que alegremente dicen que el partido no se debería haber jugado que me expliquen a mi quién es el guapo que sale y le dice a los más de 30.000 aficionados que habíamos chupado muchas horas de cola a horas intempestivas para conseguir una entrada, que estábamos ahí toda la tarde y que esperábamos con ganas ver el partido que este al final no se juega y que nos vayamos para casa. Esto hubiera seguro provocado en el público una reacción imprevisible y seguramente nada amistosa de peligrosas consecuencias.

Dicen que no se debe jugar con la salud de los futbolistas, que son los protagonistas del espectáculo, pero tampoco se debe jugar con la ilusión de los aficionados, que a fin de cuentas son (somos) los que realmente hacen este deporte lo que es. Sin seguidores el fútbol no sería nada, así que no me vengan con cuentos.

Del partido, decir que estuvo bien aunque el juego desplegado por los equipos tampoco fue la pera, seguramente temerosos de nuevas lesiones por el campo, esto lo entiendo. España puso más ganas que Argentina, espoleados por una afición que llenó el campo y que se lo pasó bastante bien. Atrás quedaban las dificultades para conseguir una entrada, y el público se pasó gran parte del partido cantando, haciendo la ola y recordando al mundo a quién pertenece este nuevo estado (con gritos de "Murcia, Murcia"). Quitando el tema del césped, realmente es un estadio muy bonito, grande y cómodo. Qué diferente se ve el fútbol en el campo comparado con la televisión. Aunque a veces no sabes bien lo que está pasando (por ejemplo el gol de Argentina nos pilló al otro lado del campo y no vimos bien la jugada) cuando se celebra un gol o se pita al árbitro se crea un gran ambiente que es imposible vivir en otro sitio. En definitiva un buen espectáculo y una experiencia bonita de vivir.

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martes, 10 de octubre de 2006

Atrapado en la carretera.

No, no es el título de una película. Es lo que me pasó ayer a mi, al igual que a otros miles de conductores. Iba yo tan tranquilo al Zig Zag cuando me vi envuelto en el peor atasco que servidor ha tenido la ocasión de ver. Tardé dos horas (verídico) para ir de mi casa al Zig Zag, un trayecto que en condiciones normales cubro en 15-20 minutos. Una fila de coches interminable que empezaba ya en la autovía, con todos los carriles de incorporación a rebosar, avanzando a ritmo de tortuga cuando no directamente parados. El infierno, vamos.

En medio de mi aburrimiento y a última hora desesperación, no hacía más que pensar que aquello no era normal, que esta afluencia de coches sin precedentes tenía que tener algún motivo, pero mi mente, preocupada todavía en asimilar lo que estaba viendo, no daba con él. Por la noche, de nuevo en mi casa, leí en La Verdad Digital la razón de todo esto. Resulta que ayer era fiesta en la Comunidad Valenciana y miles de personas procedentes de Valencia y Almería habían decidido pasar este día festivo acudiendo a Murcia a visitar la zona donde está la Nueva Condomina y el Ikea. Esta "invasión" de valencianos fue la que provocó el caos circulatorio que colapsó todas las vías de acceso a Murcia durante todo el día. Manda narices, el tema.

La zona alrededor del nuevo estadio del Murcia, con el centro comercial Nueva Condomina, el Ikea y próximamente el otro centro comercial de Torre Thader y el Leroy Merlin lleva camino de convertirse en una de las mayores zonas de comercio y ocio de España, pero parece que el desarrollo de las infraestructuras necesarias para hacer la zona accesible y de fácil llegada no ha ido paralelo a su expansión. Normalmente ya es una zona muy congestionada por el tráfico, y por lo que se vió ayer, cualquier mínimo aumento del volumen de coches provoca el colapso total. Los responsables políticos, para variar, se dedican a culparse mutuamente de la situación. El ayuntamiento de Murcia (del PP) refiere que los accesos que son de su competencia, básicamente Juan de Borbón, están ya preparados y listos para acojer la circulación hasta la zona y que las autovías son de competencia estatal, por tanto es culpa del Gobierno central (del PSOE) no planificar y facilitar el desarrollo de dichas autovías. Por su parte, los socialistas murcianos culpan al Ayuntamiento de Murcia y a su alcalde, Miguel Ángel Cámara, de haber permitido el desarrollo comercial de la zona sin tener en cuenta el déficit en infraestructuras y la más que previsible posibilidad de grandes atascos cuando los centros comerciales estén en funcionamiento, algo que ellos (dicen) llevan advirtiendo ya desde hace mucho tiempo.

Total, que unos por otros la casa sin barrer. Y ahí estamos los demás, metiéndonos de cabeza en atascos desproporcionados que, por lo que parece, tienen pinta de poder repetirse con frecuencia. Pues que Dios nos pille confesados.

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domingo, 8 de octubre de 2006

Ya está bien la broma.

Luís Aragonés en un cachondo, el tío. Da igual que la Selección haya perdido su segundo partido consecutivo en la fase de clasificación para la Eurocopa tras el desastre de Irlanda del Norte (2-0 frente a Suecia) complicándose por tanto mucho el camino hacía dicha competición, y que España sea un equipo patético que de vergüenza ajena. Él dice que sigue, que no ve por qué tiene que dimitir. Ahí estamos, con dos cojones.

Aragonés debería dimitir por decencia, por orgullo y por humildad. Esto es insoportable y el tío sigue agarrado al puesto con excusas peregrinas y rollos patateros. Pero es que si él no tiene la conciencia de dimitir, ahí tendría que estar la Federación y su presidente, Villar, para cargárselo sin compasión y buscar soluciones antes de que sea demasiado tarde. Pero no, Aragonés tiene un crédito que no ha tenido ningún otro seleccionador por motivos que escapan a mi corto entender.

El equipo ha entrado en una dinámica muy mala, y no sólo de resultados, sino también de ambiente. Jugadores que no quieren ir, jugadores no convocados que rajan todo lo que quieren del entrenador... un "despelote", en las memorables palabras de Joaquín. Manda narices que la revolución del equipo sean Juanito, Capdevila y Angulo, claro que sí. Venga, y que le echen la culpa ahora a Raúl, anda.

No me olvido de los jugadores que hicieron un partido pésimo, pero en este momento lo que España necesita es un cambio de aires que cambie esa dinámica. Nadie quiere ya a Aragonés, salvo el presidente de la Federación, otro que tal baila. Habrá que ver que rollos se llevan entre ellos.

¿Y para ver a estos me he tragado yo 7 horas de cola?. Esperemos que el espectáculo lo pongan los argentinos, porque si no apañados vamos.

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sábado, 7 de octubre de 2006

Cuanto sufrir por algo tan pequeño.

Esto de la foto que se ve un poco borroso (seguro que mi mega-cámara digital tiene alguna opción para que las fotos de cerca salgan bien, pero no tengo muchas ganas de ponerme a explorar... a efectos prácticos la foto cumple su función) es una entrada para el partido que la España de mi adorado seleccionador, el Indómito Luis Aragonés, va a jugar contra Argentina el próximo miércoles día 11 con motivo de la inauguración del estadio Nueva Condomina de Murcia.

Un evento de tal magnitud deportiva no se ha visto en Murcia en la vida, además de ser un momento histórico por ser el primer partido del nuevo estadio y tal y cual... por todo ello la expectación ante el partido ha sido máxima, lo que se ha traducido en que conseguir una entrada ha sido una auténtica odisea. Todo el mundo quería una.

Para los no abonados al Real Murcia las entradas se ponían a la venta el viernes a las 10 de la mañana, y ahí estábamos nosotros, unos cuantos valientes, a las 5 de la mañana en la cola, después de habernos levantado a las 4. A esa hora ya había mucha gente en la cola, sentados en hamacas y silletas o durmiendo en sacos o incluso colchones, en medio de la calle. Algunos sin mayor reparo tirados en el duro suelo (seguro que estos venían de fiesta). Allí estuvimos en la cola hasta que al final, a eso de las 12 de la mañana, tras haber pasado por todos los estados de ánimo y distintas sensaciones físicas (frio, calor, hambre...), tuvimos al fin el premio a 7 horas de espera, la dichosa entrada.

Las horas centrales, de las 8 a las 10, fue lo peor. Antes de esa hora, cuando estábamos en la calle, todavía estábamos ligeramente descansados (todo lo descansado que puede estar uno después de haber dormido menos de tres horas) y además estábamos sentados en nuestras silletas. Una vez que accedimos dentro del recinto del estadio, a eso de las 8, tuvimos que dejar las silletas aparcadas en un lado porque molestaban entre la gente. Además, había corrido el rumor en la cola de que las taquillas iban a abrirse a las 9, en lugar de a las 1o. Cuando al final se comprobó que eso no era cierto cundió el desánimo y la resignación entre el personal. A partir de las 10, cuando abrieron ya las taquillas, al menos tenías la sensación de que te movías y que avanzabas hacía tu objetivo, por lo que esas dos últimas horas pasaron más o menos rápidas (además pillamos la cola buena, notablemente más rápida que la otra). Mucho listo intentado colarse incluso ya a última hora, convenientemente abucheados por el público e incluso alguno retirado por la propia policía, y muchos argentinos que no pararon de cantar todo el rato intentado demostrar lo orgullosos que se sienten de ser argentinos en tierra extraña.

Cuando sacamos la entrada y salimos del recinto, cansados pero con el deber cumplido, la cola que aún quedaba era espectacular todavía. Imagino que muchos de ellos se quedarían sin entrada finalmente. Por nuestra parte, a casa nos fuimos con la entrada bien guardada en el bolsillo. Más les vale a los bultos meloneros de la Selección y a los de Argentina esmerarse para que el partido merezca la pena tanto esfuerzo.

Para el Real Murcia, cero patatero a la hora de organizar el evento. Primero que las taquillas se tendrían que haber abierto antes, mímino a las 9, y luego haber distribuido las entradas en al menos dos puntos de venta distintos para evitar la aglomeración que se formó. Un par de medidas para agilizar la venta que los sufridos aficionados hubiéramos agradecido mucho.

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